Las emisiones se redujeron un 17% en el 2008 y mejora la eficacia energética
Foto: calafellvalo
La crisis ha abierto la puerta a que España pueda cumplir con Kioto. Pero, además, un uso más eficiente de la energía y el papel creciente de las fuentes renovables, entre otros factores, hacen abrigar esperanzas a los expertos sobre la posibilidad de que España alcance los objetivos marcados al firmar el protocolo contra el cambio climático. Nadie desea, en cambio, que la senda de Kioto sea el desplome económico.
Hasta ahora, conseguir la meta puesta en Kioto parecía algo casi imposible. Sin embargo, las condiciones han variado. Las emisiones en el sector eléctrico (un 25% del total) se redujeron un 17% en el 2008. Y, además, por cuarto año consecutivo, ha mejorado la intensidad energética: aprovechamos mejor la energía en relación con la riqueza creada.
Esta caída de las emisiones se debe a un menor uso del carbón y el fuel, lo que a su vez es fruto del encarecimiento del petróleo y del carbón. Todo esto se ha compensado con un aumento del gas natural - que tiene menor impacto sobre el calentamiento-y la energía eólica, que sigue en auge.
También ha habido una reducción de emisiones en los sectores vinculados a la construcción y al automóvil, en crisis (cementeras, vidrio, teja, vidrio), aunque los resultados concretos aún no se conocen. En los ámbitos del transporte, agricultura (fertilizantes), ganadería (cabaña animal) o residuos (metano de vertederos) la reducción será menor; pero, con todo, se espera en conjunto un importante recorte de gases, que podría rondar los 18 o 20 millones de toneladas de CO2. "En la reducción de emisiones no sólo ha influido la crisis, sino el hecho de que dispongamos de fuentes de energía alternativas de origen renovable; sin ellas, la reducción no habría sido posible", dice Joaquín Nieto, presidente de honor de la fundación SustainLabour.
El Gobierno español prevé cumplir con Kioto con un aumento de las emisiones hasta el 37% (para el periodo 2008-2012 con respecto a 1990), puesto que, además de una subida autorizada del 15% de las emisiones, echará mano a la compra del 20% de derechos de emisión de CO2 en el mercado internacional de carbono y contabilizará un 2% de mejora del bosque (que fija y neutraliza el CO2 del aire en la madera).
Nieto sostiene que la combinación de una crisis hasta el año 2011 con las otras medidas para fomentar la eficiencia energética y las fuentes renovables permitiría a España reducir sus emisiones desde el 52% hasta este 37% y eludir el riesgo de sanción por no cumplir con Kioto. Según sus estimaciones, entre 2008 y 2012 España tiene asignadas 1.986 millones de toneladas de CO2, mientras que las reducciones que apuntan sus previsiones suman una cifra por debajo de esos derechos (véase el gráfico). Los estudios de Nieto y José Santamarta han servido de referencia para conocer el inventario de emisiones.
Algo parecido opina Josep Garriga, director de la Oficina de Canvi Climàtic de la Generalitat, para quien es factible "pasar del actual aumento de emisiones del 52% al 37%". Garriga sostiene además que "no debemos pararnos aquí", sino que incluso habría que evitar la compra de derechos en el exterior. "Ya que tenemos una crisis, debemos aprovechar la situación y luchar contra el cambio climático y contra la crisis a la vez. La crisis puede tener elementos positivos y debe permitir cambios estructurales profundos", señala Garriga.
El Gobierno cree factible cumplir la senda ya planeada y no prevé revisarla hasta el 2010. Su plan parte de la base de que para no superar el tope de aumento del 37% de gases se deberá recurrir a los mercados de carbono. La secretaría de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, estima que España tendría un exceso de 289 millones de toneladas de CO en cinco años (entre el 2 2008 y el 2012). De esta cantidad, 130 millones de toneladas se recortarán con los dos derechos de emisión asignados a las eléctricas, las cuales, en caso de rebasarlos, deberán comprarlos en los mercados de carbono.
Y, en segundo lugar, habrá otro exceso de 139 millones de toneladas de CO2 que corresponden al transporte, edificación, agricultura y otros sectores.
Para tapar este agujero,el Gobierno está recurriendo a dos soluciones flexibles previstas en Kioto. Por un lado, usará el mecanismo de desarrollo limpio, un sistema que consiste en financiar inversiones en desarrollo limpio en el tercer mundo que dan derecho a obtener certificados de reducción de gases validados por la ONU. Así, ya se ha comprometido en la compra de más de 60 millones de toneladas de CO2 (con acuerdos con el Banco Mundial, el BEI o el Banco Asiático).
Y, en segundo lugar, ha empezado a acudir al comercio de emisiones entre países desarrollados y comprará derechos a los países del antiguo bloque del Este de Europa. Esta solución ha sido muy criticada por los ecologistas, puesto que estos derechos son fruto del hundimiento de la economía de los países del Este hasta el año 2007 y se obtuvieron sin un esfuerzo real de reducción de gases (con mejoras tecnológicas). Corresponden en realidad a emisiones realmente no realizadas.
Sin embargo, el Gobierno ve legítimo esta opción y ya ha firmado un acuerdo para comprar a Hungría seis millones de toneladas de CO2, si bien ha ligado estos acuerdos al compromiso de que este dinero vaya a la rehabilitación energética de edificios y al fomento de las energías renovables, según explica Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climático. "Vamos a garantizar que este dinero vaya realmente a políticas ambientales en estos países", dice Ribera. España tiene previsto firmar acuerdos con países del Este, como Polonia, Chequia y países bálticos.
La crisis está generando una caída de la producción industrial y, por tanto, de las emisiones de gases. Pero el objetivo "no es cumplir Kioto gracias a la crisis, sino la transformación de nuestro modelo productivo hacia otro más eficiente y menos intensivo en carbono", dice Teresa Ribera.
"Decir que el cumplimiento de Kioto depende de la crisis es una gran falsedad y cuestiona la premisa básica de los planes de recuperación económica lanzados por las grandes economías del mundo y las recomendaciones de la OCDE y del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, entre otra instituciones", afirma la secretaria de estado de cambio climático. En su opinión, para salir de la crisis se necesita invertir en el cambio de modelo y tender hacia una economía no intensiva en carbono para lograr "un sistema energético más eficiente y que otorgue un mayor peso a las energías renovables".
Fuente: Antonio Cerillo - La Vanguardia